No puedo ocultar que una de las mayores preocupaciones para mí en relación a este Pontificado es que se esté abriendo ampliamente la puerta de la Iglesia para que el espíritu anticristiano pueda actuar en ella. En ese sentido y desde esta perspectiva, procuro discernir y reflexionar sobre determinadas actividades y decisiones del presente Pontificado.
En esta tarea, la gran dificultad se relaciona con el hecho de que nosotros, como católicos, estamos acostumbrados a poner nuestra confianza en el Papa. Honestamente, nos resulta difícil creer que aquel que es el garante y la roca de nuestra fe, podría representar un peligro para el camino de la Iglesia.
Sin embargo, no podemos cerrar los ojos cuando identificamos decisiones erradas del Papa y de la actual jerarquía, o cuando, al menos, tenemos la impresión de que la dirección tomada podría no ser la correcta.
La temática de hoy debe ser abordada con cautela, puesto que se trata de un plan del Papa para el futuro cercano, y aún no podemos ver resultados concretos. Sin embargo, es necesario examinar ya de antemano el espíritu de tales proyectos, puesto que éste se manifiesta ya en otras acciones previas de este Pontificado, como lo he expuesto en las publicaciones anteriores de este Blog
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